Crear es canalizar tu esencia en algo tangible, es convertir energía pura en un objetivo que vibra con tu ser.* Para mí, crear no solo es un acto de expresión, sino una misión: traer tranquilidad a quien lo hace y gozo a quien lo observa. Es esa necesidad irrefrenable de dar vida a algo que aún no existe, de llenar un vacío que solo tú puedes ver. Y en serio, cuando ese impulso te llama, no hay forma de ignorarlo.
Pero no siempre fue así. Todo empezó en una época de confusión. Estudiaba diseño gráfico, y aunque me encantaba la creatividad que envolvía la carrera, el ambiente comercial de las agencias publicitarias y la rigidez institucional me ahogaban. Necesitaba algo más, algo que me hiciera sentir vivo, conectado, libre. Y entonces, el universo me lanzó un salvavidas: conocí el arte urbano de la mano de un grafitero llamado "Repso". Él me mostró que las calles podían ser más que concreto y asfalto; podían ser un lienzo infinito, un espacio de libertad.
Empecé pintando en lugares abandonados y canales de aguas sucias o en "caños", como les decimos en Colombia. Eran esos rincones olvidados donde nadie te molestaba, ni siquiera la policía. Allí, en la soledad de esos espacios, encontré mi voz. Pero con el tiempo, fui buscando espacios más visibles, mejor ubicados. Quería que mi arte llegara a más gente, que resonara en más mentes y corazones. Y así, poco a poco, la calle se convirtió en mi estudio, mi galería y mi hogar.

La calle es mi lienzo gigante, aunque también pinto lienzo pequeños. Cada vez que empuño un aerosol o un pincel y me enfrento a una pared, siento que estoy aprovechando al máximo ese espacio. No solo añado un toque de subjetividad estética, sino que también inyecto un nuevo significado a la vida cotidiana de quienes habitan ese lugar. Es como si, de repente, una esquina gris se convirtiera en un punto de encuentro, en un diálogo visual que invita a la reflexión, a la conexión.
Pero no solo se trata de pintar. El arte urbano es un puente. Cada mural, cada pieza, es una oportunidad para conocer a otras personas, escuchar otros pensamientos, abrazar otras culturas. Es un intercambio constante de ideas y emociones que me enriquece como artista y como ser humano. *El arte urbano es comunicación pura, un lenguaje universal que llega a un público amplio y diverso, sin barreras ni prejuicios.*
A través de mi trabajo, busco inspirar a quienes lo ven. Quiero que mis piezas sean un llamado a reflexionar sobre la naturaleza, sobre el mundo que nos rodea y sobre nuestra conexión con él. Cada trazo, cada color, es una invitación a mirar más allá, a sentir más profundo. Y cada vez que pinto en las calles, me siento más vivo, más conectado con mi entorno y con la gente que lo habita.
OE... Si llegaste hasta aquí, agradezco tu interés de corazón. Espero que estas palabras te hayan transmitido un poco de lo que siento cuando creo. Y quién sabe, tal vez algún día nos crucemos en la calle, frente a un mural, compartiendo una mirada o una conversación.
Te dejo una corta galeria de lo que fueron algunos de mis primeroz trazos en la calle.
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